Consejos (extraídos de la práctica) para audiencias.

Primera parte.

Me aparto en nueva ocasión de la temática y tonalidad de las entradas predominantes en este blog, para compartir con los colegas que de manera tan amable soportan leerme ciertos tips que –al menos desde mi experiencia como abogado- me han servido mucho en la práctica profesional, al momento de preparar y enfrentarme a una audiencia.

Antes que nada (y que todo), quiero precisar lo siguiente:

  • No pretendo ser un erudito en el tema, mi intención es compartir vivencias sobre lo que he podido notar me ha servido en el campo del litigio.
  • En este sentido, no voy a sentar dogmas ni palabra final sobre la apasionante práctica de la abogacía.

A pesar que la mayor fuente de información la constituye mis poco más de 10 años en el ejercicio, también haré mano de un libro que recomiendo mucho y que se llama “Las 4 habilidades del abogado eficaz” del autor Julio García Ramírez (Editorial Rasche, Colombia, 1ª edición).

Me parece que los más óptimo es dividir este tema en tres partes: antes, durante y después de toda audiencia.

Antes de la audiencia.-

Correcto, sí, lo sé. En estos tiempos es muy difícil sacarle tiempo al tiempo (valga la doble redundancia), más aún con la muchas veces caótica vida del abogado litigante –especie rara e incomprendida a la que estoy orgulloso de pertenecer-; empero, la preparación de cara a una diligencia importante es fundamental. Me gusta pensar que “hacer” una buena audiencia es apenas la punta del iceberg, la culminación de todo un trabajo previo que no se ve que implica mucha lectura, apuntes, ensayos y varias cosas más.

Ahora bien, en lo personal uno de los secretos para tener un buen desempeño es prepararse mucho y además ensayar lo que se va a decir. Con esto de la preparación tenemos que tener en cuenta:

  • No vas a dar una cátedra. A los jueces NO les causa ninguna gracia que se les realice una exposición tratándolos como novatos. En más de una ocasión he visto (alguna vez lo viví) al juez de turno llamarle la atención a un colega por realizar una explicación innecesaria y redundante de normas jurídicas. Por ello, recordemos que incluso existe el principio “iura novit curia” en el que propugna la presunción que todo juez conoce el derecho.
  • Preparar una exposición concreta y al punto. Los jueces son seres humanos como nosotros y por mucho que nos gustaría pensar que tienen nuestro caso en especial consideración y que esperan con mucho fervor escucharnos, lo cierto es que salvo contadísimas excepciones, para ellos nuestro caso es apenas uno más entre los miles y quizás hasta decenas de miles que tienen que atender. Además, aceptémoslo, nosotros a lo sumo prestamos atención a cualquier charla o conferencia a los primeros 30 o 40 minutos, luego empezamos a divagar y pensar en otras cosas. Por eso, lo mejor es hacer una presentación de 10, 15 máximo 20 minutos y a menos que la complejidad del caso lo amerite, llegar como tope a una hora.
  • Ensayar, ensayar y ensayar. Los ensayos deben ser con todas las “formalidades” del caso. Te pones de pie, expones (son saludo incluido), te imaginas a los jueces, a la otra parte. Alguna vez alguien me recomendó que realice prácticas frente al espejo, lo cual no aconsejo porque distrae demasiado. Mucho mejor es filmarse –se puede hacer con el propio teléfono móvil- y luego revisar la filmación.
  • Ir puliendo los detalles con cada ensayo. En lo personal trato de realizar al menos tres “pasadas” de mis intervenciones para sentir que lograré transmitir mis argumentos principales adecuadamente. Es importante también tomarse el tiempo para determinar cuánto tarda nuestra intervención.
  • Preparar una hoja de apuntes –a mano o impresa- que contenga los puntos principales a exponer, en la que estén anotados las normas jurídicas y, si es posible, el número de foja donde se encuentra tal o cual documento al que queremos hacer referencia. Ejemplo, si es un caso laboral anoto: «1) Hablar de puntos débiles demanda, 2) Recordar Art. 188 del Código del Trabajo, 3) Hablar de por qué no procede pago de horas suplementarias». El truco para mí es que estas ideas principales (que deben ser cuatro o cinco) y demás anotaciones estén realizadas con una letra grande que te permita verlas y leerlas incluso cuando no la tengas al lado tuyo, por esto, una vez más, el ensayo es fundamental.
  • Si quieres exhibir alguna imagen, tenerlas listas y separadas y usarlas en el ensayo. Si las quieres presentar a los jueces, ensaya todo esto (aunque sea cansino). He encontrado de mucha utilidad mi iPad, puesto que suelo tomar fotografías de la imagen y la exhibo y agrando ante los jueces conforme me resulte conveniente.
  • Antes de salir a la corte, revisar que lleves todo lo que necesitas. Me pasó alguna vez que se me quedó la propia Constitución en una audiencia de acción de protección importante, omisión que pude solventar gracias a la tecnología, conectándome de mi iPad al internet de mi teléfono celular y descargando una versión en PDF, todo minutos antes de iniciar la diligencia.

Cada cual tiene su método y estilo. Conozco brillantes colegas que no ensayan y realizan excelentes intervenciones; sin embargo, prefiero dejar lo menos posible al azar. Me permito transcribir al autor Julio García Ramírez en su citada obra:

“La mejor manera de improvisar es… no improvisar nunca …

Nosotros en parte somos actores y, desde luego, ningún actor sale a escena sin haberse preparado su papel un mínimo de tiempo para subir con cierta tranquilidad al escenario y desplegar ante su público todo su talento. Despleguemos el nuestro. La correcta preparación nos ayudará a que nuestro alegato y nuestra actuación en sala sean mucho mejores de lo que inicialmente hubiéramos previsto.”

En siguiente entrada seguiré con los tips a realizar durante y luego de la audiencia. Me gustaría saber sus opiniones y si es posible compartir experiencias.

Gracias por la visita.

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