El abogado debe ser como el boxeador, no como el esgrimista. (No se lo tomen literal)

Intervenir en una audiencia es, para los abogados ligitantes, el momento cumbre donde se concretan todas esas horas de estudio del caso, esos extensos ensayos que muchas veces se alargan hasta la noche e incluso a las madrugadas. Puede sonar redundante y hasta obvio, igual es necesario resaltar la importancia de la preparación de cara a una audiencia, que no solo debe comprender nuestro conocimiento sobre lo que se va a exponer en sala, sino también el de conocer que se está listo ante alguna inesperada eventualidad.

Les contaré un par de anécdotas reales para graficar mejor lo que quiero decir, las cuales se dieron en dos de los juicios más destacados que he tenido en estos últimos tiempos, tanto por su complejidad, especialidad técnica, como por lo que se jugaban nuestros defendidos.

En uno de estos juicios, hice equipo con Flavio Arosemena Burbano en un caso que iniciamos sobre un tema bastante novedoso de propiedad intelectual (lo cual lo vuelve aún más interesante). Luego de revisar la extensa contestación deducida por la parte accionada, sobre todo ante la gran cantidad de excepciones previas planteadas, decidimos preparar una exposición que cuente con apoyo visual, para lo cual elaboré unas diapositivas. Estas diapositivas fueron revisadas al menos unas tres veces con Flavio, las fuimos puliendo y mejorando en cada revisión.

Para la audiencia, habíamos ya acordado con el cliente de que él llevaría tanto la laptop como el proyector; por lo que nosotros llevaríamos el dispositivo de almacenamiento con el archivo, incluso habíamos presentado un escrito previo a la diligencia advirtiendo a la jueza que era nuestra intención proyectar diapositivas, para asegurar que la sala del juzgado cuente con las instalaciones necesarias. Minutos antes de iniciar la audiencia, vimos llegar a nuestro cliente muy relajado y, sobre todo, sin ningún equipo (luego de la audiencia nos dijo que se le había olvidado ese “pequeño” detalle). Pasada la impresión del momento, en el que tuvimos apenas un par de minutos para reagruparnos y hacernos la idea de que debíamos desechar el plan inicial, nos tocó intervenir “a capela” con Flavio. No nos fue mal y se rechazaron todas las excepciones previas.

Tuve otro juicio que versaba sobre una demanda infundada y millonaria -en el sentido literal de la palabra- contra un cliente. Para la audiencia respectiva, preparé también una serie de diapositivas, las cuales fueron revisadas con el equipo jurídico interno del cliente unas tres veces al menos. En esta ocasión en cambio, me encargué de llevar la laptop con mis súper diapositivas, para las cuales incluso había preparado uno de mis tradicionales diagramas de flujo. El cliente esta vez sí llevó el proyector, aunque gracias a la Ley de Murphy (que se empeña en no ser derogada), los equipos no eran compatibles, faltaba un cable adaptador que no se lo pudo conseguir a esas alturas. Una vez más, me tocó hablar sin el material de soporte. Tampoco me fue mal. Eso sí, tocó adaptarse a la situación, para lo cual solicité e indiqué a los jueces que por un problema técnico no iba a poder proyectar la presentación; no obstante, como para mí era vital mostrar el flujograma que había realizado, pedí que en el momento oportuno me permitan acercarme al estrado con la laptop para mostrar ante ellos este diagrama, para hacer la explicación respectiva expresando incluso, por temas de transparencia, que los colegas de la contraparte también se acercaran hasta donde los jueces, todo lo cual fue aceptado.

La lección que saco de estas dos experiencias es que hay que estar preparado para que algo salga mal en el momento menos oportuno; a pesar de preparar diapositivas, apuntes, esquemas, gráficos, al final del día solo hay una cosa con la que en verdad contamos: nuestro estudio del caso y la habilidad de explicarlo de la mejor forma posible. Es decir, aunque una situación adversa y/o inesperada puede afectar algo que teníamos planificado, nunca vencerá a nuestro estudio y conocimiento del caso.

Hay una frase de Marco Aurelio, uno de mis filósofos favoritos, que se me viene a la mente al escribir estas líneas y que motiva el título de esta entrada: “El estudiante es como un boxeador, no como un esgrimista. El arma del esgrimista es recogida y derribada una y otra vez. El arma del boxeador es parte de él. Todo lo que tiene que hacer es apretar el puño”. Parafraseando esto diría que el abogado litigante debe ser como el boxeador, no como el esgrimista -insisto en que no se lo tomen al pie de la letra-; es decir, debemos estar siempre tan bien preparados en una diligencia específica, que todo lo que necesitemos para hacer lo mejor posible, esté en nosotros mismos, no en diapositivas, ni en proyectores, ni en gráficos elaborados (que son una ayuda, pero que no pueden ser todo nuestro soporte). En las anécdotas que les he contado, de nada hubiera servido confiarnos en, por ejemplo, solo leer presentaciones y diapositivas, ya que ante los imprevistos, no hubiésemos sabido cómo proceder, en perjuicio de los legítimos intereses de nuestros clientes.

¿Te impugnan una pregunta que tenías preparada para un testigo adverso? No importa, reformúlala tomando en cuenta que ya conoces con anticipación lo que quieres lograr con ese testimonio. ¿Te negaron una prueba? Intenta buscar otras maneras de probar el hecho dentro del mismo caso (¡Incluso puede ser que lo logres con la prueba que presentó la contraparte! Como lo ha explicado muy bien Jorge Luis Mazón al hablar sobre el uso a tu favor de la prueba del contrario). ¿La otra parte quiere hacer algún incidente? Tu dominio de la normativa procesal, te hará salir avante. En fin, estar bien preparado es una garantía de adaptación y flexibilidad en cualquier audiencia.

En esta entrada he mencionado a dos brillantes colegas con quien he compartido experiencias profesionales y académicas. Recomiendo mucho seguirlos en Twitter, que es la red social que más uso. A Flavio Arosemena sensei de la propiedad intelectual en @FlavioArosemena y, Jorge Luis Mazón, crack en temas procesales, autor de la obra “Ensayos Críticos sobre el COGEP” y fundador del grupo de Facebook “Los Problemas del COGEP” en @jolismazon.

Gracias por la visita.

 

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2 comentarios en “El abogado debe ser como el boxeador, no como el esgrimista. (No se lo tomen literal)

  1. Alfredo como esta, me ha gustado mucho este blog.
    Soy un abogado novato y asumi la defensa en un asunto de alimentos. Con esto de las suspension de plazos y terminos me confundi y no conteste la demanda a tiempo, como usar las pruebas de la parte contraria a mi favor, sabiendo que es el ultimo recurso de defensa que tengo?

    Le gusta a 1 persona

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