Las redes sociales han llegado y para quedarse, según se avizora, por mucho mucho tiempo. Quizás incluso se hablará en un futuro no tan distante de un antes y después de la comunicación a partir de estas. Las redes sociales suponen –entre otras cosas- la multiplicación de las voces de sus usuarios, que suelen agruparse a veces por buenas causas, aunque en ocasiones, se difunda el mensaje equivocado. Como casi todo en la vida, el problema no es el instrumento, el problema es cómo lo usas.
Hay ocasiones en que las redes sociales producen “magia” y logran cumplir el sueño de personas comunes. Todos los días ya sea en facebook, twitter, youtube, vemos alguna historia en este sentido, desde el fan de Star Wars aquejado de un cáncer en etapa terminal que gracias a la campaña emprendida por su novia logró ver una versión no editada de la séptima entrega de la saga intergaláctica, hasta aquella pequeña niña que logró conocer a quien considera el amor de su vida, el cantante del grupo Maroon 5, luego que se volviera viral su reacción de tristeza al enterarse que su amor platónico se había casado.
Estos casos nos muestran la parte “soft” y bonita del uso de las redes sociales, tienen el potencial de llevarnos a nuestros últimos deseos (¿puede existir algo más idílico que eso?), o si tenemos suerte, coincidir en algún momento con nuestro artista favorito. En lo personal, casi no lo podía creer cuando de manera indirecta, Bryan May, guitarrista de Queen, hizo referencia a un tuit que le había dirigido.
Sin embargo, tenemos la otra cara de la moneda, pues en esta palestra virtual hay espacio para el morbo y para la emisión de criterios de todo tipo. Mantener un espacio en estas comunidades comprende un real ejercicio de tolerancia respecto de las las ideas de nuestros vecinos 2.0, quienes coexisten y no les tiembla el teclado para dar sus juicios inapelables sobre política, religión, educación y alguna que otra frivolidad de turno que sea tendencia.
De ahí que extraigo un caso que motiva también esta entrada y abarca el despido de un miembro del jurado del programa “Ecuador tiene talento”, que ya va por su cuarta temporada en nuestro país. Los hechos –para los que por si acaso no los conozcan- van así:
– Ecuador tiene talento (conocido como ETT), es un programa de tipo “reality”, que es la versión local de una franquicia televisiva de esas que ahora están tan de moda. La premisa es simple: que las personas muestren sus dotes artísticas en cualquier área, con la idea que el ganador al final se llevará un premio que consiste en esta temporada, en la cantidad de treinta mil dólares en efectivo;
– Parte del show no es solo la de mostrar las audiciones del programa, sino también la historia de los aspirantes, sus tragedias, sus creencias, acompañadas con la consabida dosis de drama;
– Se hace énfasis en la relación de quienes conforman el jurado. Tenemos cuatro jueces: María Fernanda Ríos, Wendy Vera, Paola Farías y Fernando Villarroel. Las discusiones entre los jueces, sus enfrentamientos –reales o no-, son una gran dosis que compone, asumo yo, aquello que llama la atención del espectador;
– La primera parte del programa cubre las audiciones de todos los participantes. Por cuestiones de espacio televisivo es imposible mostrar a todos los participantes, por lo que es evidente que las presentaciones no son transmitidas en vivo y para cuando llegan a la pantalla se entiende que pasan por un proceso de edición, de tal forma que es la propia cadena –a través de su respectivo personal- la que decide qué partes de las audiciones llegan a los televidentes;
– En uno de los programas, se transmitió la historia de una joven de 16 años que audicionó ante los jueces mencionados. La joven interpretó una canción –según mi criterio no lo hizo mal-, empero, los comentarios de las tres mujeres que conforman el jurado se centraron en cuestionar el ateísmo de la concursante.
Estos elementos (cuestionamientos a las creencias religiosas, una joven adolescente, programa popular) configuraron una mezcla explosiva que no tardó en hacer efecto en las redes sociales. En algún momento a la historia se le adicionó el elemento de una supuesta discriminación y esto fue la detonante que convirtió este evento en algo masivo y, como era de esperarse, se volvió una de esas historias que te topas cuando abres facebook, que se muestra con una captura de video con leyendas añadidas tipo: “JOVEN ES DISCRIMINADA POR ATEA” y similares.
El video de este incidente se lo puede encontrar en youtube y lo he revisado en algunas ocasiones para analizarlo desde la perspectiva jurídica. Más allá que creo que no existió discriminación –la joven incluso pasó a la siguiente ronda y una de las juezas retractó su voto de negativo a positivo-, lo que en verdad me sorprendió fueron las efectos que tuvo este episodio, que han motivado desde la advertencia de inicio de acciones legales contra el programa y contra la cadena televisiva, hasta el retiro efectivo de importantes patrocinadores del programa.
En twitter el aluvión de críticas para las juezas fue incontenible. En el tribunal de la opinión tuitera las juezas eran culpables de los peores crímenes, lo que llevó a que de forma temporal cierren el acceso público a sus cuentas. Reconozco que no sigo a ninguna de las juezas (sigo eso sí a Fernando Villarroel de quien he tenido el honor de ser su asesor en temas de propiedad intelectual), aunque me tomé el tiempo de monitorear los comentarios para ver hasta dónde llegaría y me pregunté en varias ocasiones si alguna de las juezas iba a ser despedida. Una de las más atacadas fue María Fernanda Ríos, quien cayó en la provocación de devolver los insultos al mismo nivel de quienes se dirigían en su contra, incluso se llegó al ruin extremo de usar unas fotos en que la presentadora está desnuda que se habían filtrado –por aquellas ironías amargas de la vida- por redes sociales, para hacer el ataque aún más hiriente.
En esta semana se dio la noticia que María Fernanda Ríos fue separada del programa y no estará en la segunda fase del mismo, que abarca las actuaciones en vivo de los participantes y que se transmiten en directo. El motivo oficial de esta medida fue la postura que la jurado demostró en los diferentes espacios de interacción social “luego del evento acontecido en la primera fase de ETT4, al ser contraria a los lineamientos del canal”, léase: “no nos gustó que te vayas a trompadas virtuales con los tuiteros que te insultaban con o sin razón”. El canal precisa que se respetará el plazo del contrato, tan solo se está limitando a omitir la participación de Ríos como jurado y por ende, ya no aparecerá en pantalla en lo que queda del concurso.
La afectada ha reaccionado con varias declaraciones que resultan interesantes verlas y analizarlas bajo un enfoque jurídico, señalando que nunca se ha separado de los lineamientos del canal, que incluso los comentarios de la polémica, fueron “conocidos, aceptados y dispuestos por la producción”, todo en razón del tan buscado rating y reiterando que el programa que salió al aire fue revisado por el equipo técnico y jurídico del canal. Aquí es importante analizar lo dicho sobre que estos comentarios fueron “dispuestos “ por la producción, ¿será acaso que se siguió y cumplió un libreto preparado, específico y calculado para el caso de la joven atea?.
Otro elemento que debe mirárselo es la responsabilidad del propio canal al emitir todo este evento (punto tocado en su momento por mi hermano en su blog, el cual recomiendo leer http://xaviercuadros.com/2015/09/28/la-responsabilidad-legal-y-editorial-de-los-canales-de-television/). Al final del día, pasó lo usual, la cuerda se rompió por el lado más débil.
La conclusión que puedo extraer por ahora es que nos guste o no, lo que decimos en redes sociales repercute en nuestra vida en el mundo “real”. Si eres un personaje público, debes ser aún más cuidadoso sobre lo que escribes y cómo respondes a las provocaciones, por lo que volvemos a entrar en la discusión sobre la menor área de privacidad que tienen los famosos, sobre la cual hay ejemplos famosísimos, uno de los cuales ya fue tocado en esta página y trata sobre litigio de la revista Hustler y el pastor Jerry Fallwel https://alfredocuadros.com/tag/hustler/ . Las redes sociales también son usadas como elemento de lucha social, le da voz a quienes por otros medios no pueden expresarse, en este sentido son miradas también como un bastión de la libertad de expresión (sobre este punto recomiendo leer este artículo http://www.susanagonzalez.es/impacto-de-las-redes-sociales/ que leí hace algún tiempo, de Susana González a quien recomiendo seguir y se identifica en el twitter como @SusanaCyZ ) y, lo intrigante es que esta fortaleza bien puede descontrolarse y en ciertos casos, acabar en verdaderas lapidaciones virtuales sobre las que es muy difícil salir ileso.
Es evidente que esta entrada me quedó corta para todo lo que se puede decir de este tema. Me queda –como siempre- agradecer la visita, y decirles en verdad espero saber sus comentarios.
Les dejo el link de la noticia donde aparece la posición del canal y de la presentadora: