Jack Kirby (1917-1994) es quizás el mayor referente en la cultura de los cómics, tanto así que muchos lo consideran como el dibujante definitivo del género. A Kirby le debemos la creación de personajes icónicos como los X-Men, Hulk, Thor, Iron Man –solo por citar algunos-, haciendo equipo en su calidad de artista gráfico, con otra leyenda viviente como lo es Stan Lee.
Kirby, cuyo nombre real era Jacob Kurtzbert, luego de acumular experiencia dibujando cómics ingresó primero como agente libre a una editorial llamada Atlas, que luego pasaría a ser nada más ni nada menos que Marvel Comics. A partir de la década del sesenta, el talentoso dúo Kirby-Lee sería responsable de forjar el exitoso destino de Marvel, con historias que se volvieron tan populares que al día de hoy muchos artistas contemporáneos las estudian como fuente de inspiración e influencia.
Lamentablemente, Kirby hasta el último momento de su existencia tuvo la sensación de no haber sido reconocido con el crédito moral y económico que se merecía como autor y artista. Solo imaginémonos que, al menos para mí, una de las peores sensaciones para un autor sería ver cómo sus creaciones atrapan la atención de millones de fanáticos en el mundo y, por si fuera poco, han saltado a distintos formatos como la televisión y, por supuesto, el cine sin que eso signifique un pago justo o equitativo.
Luego de la muerte de Kirby, sus herederos no se quedaron con los brazos cruzados al ver que gran cantidad de los personajes creados por su famoso antecesor estaban dando el gran paso a la industria cinematográfica. Fue por este motivo que a finales de 2009 presentaron notificaciones de terminación de derechos a Walt Disney (actual dueña de la propiedad intelectual de Marvel, como ya lo traté en mi blog https://alfredocuadros.com/2016/03/06/pixar-y-disney-el-valor-de-la-propiedad-intelectual-2/ ), 20th Century Fox, Universal Pictures, Paramount Pictures y Sony Pictures, con el fin de adquirir el copyright sobre varios de los personajes creados por su antecesor.
A inicios de 2010 los herederos de Kirby demandaron directamente a Marvel, buscando que se declare vía judicial la terminación del copyright sobre los personajes creados por el dibujante y además recibir ganancias económicas por el uso de estas obras. Debemos tener presente que debido a los cambios que han existido en las leyes del copyright norteamericano el plazo de protección de las obras puede variar mucho, dependiendo cuándo fueron creadas, publicadas y si es que en la publicación se había hecho constar la reserva de derechos. Sobre este particular recomiendo el libro Patent, Copyright & Trademark. An Intellectual Property Desk Reference, de Richard Stim, editorial Nolo (2014), en el que se realiza una muy buena explicación sobre los diferentes plazos de protección y cuándo aplican.
Los demandantes sufrieron dos sentencias adversas, por lo que llevaron su reclamo hasta la Corte Suprema, instancia que no llegó a su fin ya que se alcanzó un acuerdo en el 2014 cuyas condiciones concretas se han mantenido en reserva.
Más allá del acuerdo, habían muchísimos detalles en este litigio que tenía a varios especialistas y creadores pendientes de su resolución por el máximo organismo judicial de los EEUU, dado que el debate jurídico se centraba en el alcance de la cesión de las obras creadas por artistas independientes antes de la entrada en vigencia de las nuevas normas sobre copyright.
Me permito hacer un resumen de las posiciones y circunstancias del caso:
- Para los casos de los contratistas independienes (freelancers), como lo fue Kirby para Marvel, las cortes norteamericanas aplicaban la Copyright Act de 1909. En este cuerpo legal se hacía una diferencia sobre las obras creadas por encargo (llamadas “work for hire”), de tal manera que, (1) si la obra era resultado de una relación laboral, el copyright se le otorgaba al empleador, en cambio (2) si era por contrato de arrendamiento de servicios con el contratista independiente, el copyright le pertenecía a este último en mayor medida.
- A partir de finales de la década del cincuenta, el criterio de las cortes empezó a cambiar. Se empezó aplicar un “test” (las cortes de los EEUU son muy partidarias a usar estos “tests” o estándares, como el de la real malicia a partir del famoso caso Sullivan contra el New York Times) denominado “instance and expense” que podríamos traducir como “iniciativa –o instancia- y pago”.
- Bajo el test se analizaba si la obra había sido creada por iniciativa y con el pago del contratante. Si la respuesta era positiva para ambas pautas entonces los derechos de la obra le pertenecían al contratante, caso contrario, se le otorgaba al autor.
- Con la llegada de la nueva Copyright Act en 1976 (que entró en pleno efecto en 1978), las reglas sobre las “work for hire” se modificaron y a partir de una decisión judicial expedida en 1989 se determinó que el test de la iniciativa y pago (“instance and expense”) no aplicaba para las obras creadas a partir de esta ley.
- La nueva ley sobre copyright también señaló que los contratistas independientes podían reclamar y adquirir sus derechos sobre las creaciones creadas bajo contrato bajo el imperio de la anterior ley, luego de un período de 56 años.
- A pesar de esto, la Corte del Segundo Circuito que sustanció en apelación el caso de los herederos de Kirby señalaron que el test ya tantas veces referido de la “instance and expense” aún se aplicaba para las obras por encargo que fueron creadas antes de 1976, es decir, con la vieja Copyright Act.
- En aplicación del test, Marvel obtuvo las victorias judiciales en las dos primeras instancias.
A pesar del acuerdo alcanzado hay algo que llama la atención, el abogado de los familiares de Kirby (¡cuándo no los abogados!. Esperen… ¡también soy abogado!) ha señalado que el derecho de sus clientes sigue vigente, por lo que no cierra la puerta para futuros reclamos. Así que veremos, ya que parece que aún hay nubes litigiosas en el cielo del universo Marvel. (http://blogs.reuters.com/alison-frankel/2014/09/29/marvel-settlement-with-kirby-leaves-freelancers-rights-in-doubt/ )
No está de más señalar que de acuerdo a varios reportes de prensa, el acuerdo entre Marvel y los herederos de Kirby dejó un sabor agridulce a otros autores que realizaron trabajos en calidad de arrendamiento de servicios, puesto que la decisión de la Corte habría significado la posibilidad de crear un precedente obligatorio que les permitiría reclamar el copyright para su beneficio o el de sus herederos.
El reclamo de los descendientes de Kirby llamó mucho la atención por el alto perfil de los contendientes, incluso se llegó a conocer que se presentaron cinco escritos de amicus curiae ante la Corte Suprema para fortalecer la posición de los demandantes. (Para aquellos que no son abogados y tienen la gran amabilidad de leer mi blog, el amicus curiae es el nombre que se le da a aquellas personas naturales o jurídicas que sin ser parte en el proceso judicial y por lo tanto, en teoría, no tienen interés en la decisión del mismo, hacen llegar su opinión calificada al juez. Proviene de una expresión latina que se traduce como “amigo del juez” o “amigo del tribunal”).
Veremos entonces si esta saga litigiosa del universo judicial de Marvel aún tiene más capítulos o escenas postcréditos que proporcionarnos.
Por ahora, Hail Hydra!, perdón… gracias por la visita.
Solo me queda por decir, gracias Jack.