Un caso de testigo hostil en el juicio penal de O.J. Simpson

Dado que la figura del testigo hostil, recogida en el Art. 177.7 del COGEP, aún no es comprendida ni por abogados ni por los mismos jueces, no quiero perder la oportunidad de contar en esta entrada un caso real que se dio en el llamado “juicio del siglo”, en el que se acusó al exjugador de fútbol americano O.J. Simpson de cometer un doble asesinato.

Este ejemplo real lo podemos apreciar gracias al testimonio de un miembro del equipo de abogados de defendió a Simpson (un integrante del dream team), el mismísimo F. Lee Bailey (+), cuyo excelente libro sobre el caso en referencia estoy volviendo a leer en estos días. Como se ve, gracias a la obra de Bailey, contamos con un testimonio directo que nos ayudará a entender esto del testigo hostil.

El libro se llama The truth about the O.J. Simpson Trial by the architect of the defense (La verdad acerca del caso de O.J. Simpson, por el arquitecto de la defensa).

Veamos entonces.

Kaeto Kaelin en el año 1995 fue literalmente el huésped más famoso de los Estados Unidos de América. Por aquella época era un aspirante a actor, por lo cual se había trasladado a Los Ángeles en búsqueda de oportunidades. En algún punto conoció a Nicole Brown (exesposa de Simpson, una de las víctimas del terrible asesinato que conmocionó al mundo por su crueldad), quien lo invitó a vivir gratis en su casa para ayudarlo. Cuando Simpson se enteró de esto -acorde con el relato de Bailey-, prefirió invitar a Kaelin a su casa, ya que consideraba que un hombre viviendo en la casa de su exesposa podía ser mal interpretado. Con esto, Kaelin pasó a vivir en una pequeña casa de visita ubicada dentro de la propiedad de Simpson.

Kaelin fue la primera persona entrevistada por el infame detective Mark Furhman, luego de que se descubrieran los cadáveres de Nicole Simpson y Ron Goldman; además, se pudo conocer que él había cenado con Simpson en un restaurant de comida rápida horas antes del trágico crimen. Por todo esto, al ser parte de los testigos de este caso, con todo el torrente mediático generado, Kaelin ganó un estatus de celebridad temporal, lo cual no era nada despreciable para una persona con sueños de fama en una época sin redes sociales.

Volviendo al juicio, Kato Kaelin fue convocado a testificar por parte de la fiscalía. Bailey nos cuenta que la comparecencia de Kaelin no pasó desapercibida para nadie, ya que incluso parecía entusiasmado de ir a sentarse en la silla de los testigos (recordemos que el juicio se transmitió en vivo y en directo). Lo fundamental aquí -y el motivo por el cual escribo esta entrada-, es que Kaelin a medida que iba rindiendo su declaración se portó poco colaborativo con la fiscal Marcia Clark quien le estaba haciendo preguntas, ya que al parecer no quería quedar mal con nadie, por lo que entregaba respuestas inoficiosas.

Ante esta eventualidad, Marcia Clark pidió al juez que declare a Kaelin como testigo hostil, con lo que pudo hacerle preguntas sugestivas, que -como se sabe- son aquellas que sugieren la respuesta al testigo (Ejemplo: ¿es verdad que el carro que se accidentó era color azul?).

Traduzco el párrafo en el que Bailey nos cuenta esto: “Inicialmente, Clark obtuvo las respuestas que quería de Kaelin, pero luego se frustó tanto debido a los obvios intentos por no decir nada negativo acerca de nadie, que tuvo que pedirle al Juez Ito que lo declare testigo hostil”.

Aquí entonces tenemos las claves sobre el testigo hostil, lo cual nos ayudará a entender mejor el Art. 177.7 del COGEP:

  • Kato Kaelin fue convocado a juicio por parte de la fiscalía. Es decir, en papeles era un testigo pro acusación.
  • Al ser un testigo “propio”, la fiscalía condujo de inicio un examen directo, en el que no se permiten preguntas sugestivas (salvo temas introductorios o para recapitular cosas que el testigo ya dijo). Por esto, a Kaelin se le empezaron a formular preguntas abiertas.
  • Acorde con el relato de Bailey, Kato Kaelin en un inicio contestó las preguntas tal cual lo tenía previsto la fiscal; sin embargo, luego fue modificando su conducta y proporcionó respuestas inconsecuentes.
  • Por ello, la fiscal pidió que se lo declare como testigo hostil.
  • Nótese entonces que el testigo hostil es un testigo que se lo convoca por considerarse que aportará a nuestro caso, no obstante puede que tenga una relación cercana con el contrario.

De este ejemplo real, extraigo las siguientes conclusiones para nuestra realidad acorde con el Art. 177.7 del COGEP:

  • El testigo hostil es quien -en inicio- es convocado por la propia parte, es decir, se lo anuncia como medio probatorio propio.
  • Luego de esto, a pesar de que en teoría se trata de un “testigo propio”, por lo que no se lo podrá hacer en este momento preguntas sugestivas, en el transcurso de la declaración se hace evidente de que el testigo es poco afín para con quien hace las preguntas, ya sea por su cercanía a la contraparte, por su relación con el contrario o, por su actitud (que puede ser desde agresiva y confrontativa, hasta evasivo y no colaborador).
  • La declaratoria de hostilidad debe realizarse, sobre todo, al momento en que el testigo está declarando, ya que es en este momento en el que se puede apreciar que está siendo poco colaborador con quien hace las preguntas.
  • Es el juez quien tiene que decir si procede o no calificar al testigo como hostil.
  • Una vez que el testigo es declarado hostil, el interrogador puede hacer las preguntas sugestivas que considere necesarias.
  • Me parece oportuno señalar que he leído en doctrina comparada que hay casos en que se permiten realizar preguntas sugestivas -que permiten encausar mejor el testimonio- a aquellos declarantes que no necesariamente muestran hostilidad, sino que se vuelve difícil su declaración por estar muy nerviosos, por razones de edad, o, por su nivel de educación.

Espero entonces que este caso haya dado luces para entender mejor la figura del testigo hostil que está prevista en el Art. 177.7 del COGEP.

Ahora, voy a hacer una “autopromoción”. Hace un par de semanas se publicó mi nuevo libro “Reflexiones prácticas sobre litigación oral y escrita”, editado por la Corporación de Estudios y Publicaciones. Este libre abarca cuatro ensayos sobre temas de litigación. Precisamente, el tercer capítulo trata sobre el testigo hostil. Así que si quieren estudiar a fondo esta figura, los invito a leer (y de paso adquirir) mi obra, la cual pueden encontrar directo con la editorial que a distribuye a nivel nacional (teléfonos 0997265160 – 0992747594).

Como siempre, muchas gracias por la visita.

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El libro de F. Lee Bailey sobre el juicio de O.J. Simpson (Parte II)

Como ya lo adelanté en la entrada anterior, este libro tiene tantas cosas interesantes, que si me pusiera a comentar todo lo que quisiera, esta entrada resultaría demasiado extensa. Por esto, he llegado a la conclusión de que en el 2022 lo leeré entero por segunda ocasión.

Decidí centrarme en un punto del libro que pasó a la fama, incluso fue recreado con mucho drama en la serie American Crime Story, me refiero al contraexamen del detective Mark Fuhrman.

El capítulo 10 se titula “Planificando el “Funeral de Furman”” (Planning “Fuhrman’s Funeral”). En esta sección, Bailey nos hace saber que desde que le fue asignada la misión de contrainterrogar a Furhman, decidió mentalizarse de que estaba preparando -en sentido figurado- el funeral del detective. Se nos relata la gran cantidad de testigos que la defensa de Simpson ubicó y que estaban dispuestos a declarar sobre varios actos y expresiones racistas de Fuhrman.

F. Lee Bailey afirma que desde que vio por primera vez a Fuhrman rendir testimonio en una audiencia preliminar del caso, tuvo la plena convicción de que era un mentiroso. Esto, a pesar de que en este testimonio inicial Fuhrman parecía ser una persona seria, razonable y un ciudadano modelo.

En el capítulo 11 titulado Getting Fuhrman in the Crosshairs (que puede traducirse como “Poniendo a Fuhrman en la mira”), Bailey entra ya a explicar cosas útiles que debe tener presente todo abogado que planifica un complicado contraexamen. Cabe destacar que el juez del caso -Lance Ito-, impuso limitaciones para el contraexamen de la defensa de Simpson (básicamente dictaminó que cualquier pregunta sobre posible racismo por parte de Fuhrman, no podía referirse a hechos que hayan acontecido hace más de diez años y, que mientras no se presenten testigos que afirmen sobre expresiones racistas del detective, no se le podía preguntar nada sobre esto), que Bailey califica como imposiciones concebidas para ayudar a la Fiscalía.

Algo que se recomienda en el libro para preparar el contraexamen es tener una discusión mental interna, en la cual debemos revisar el caso desde la perspectiva de cada lado (recordemos que Abraham Lincoln destinaba muchísimo tiempo a pensar en lo que haría su adversario en juicio, lo cual lo ayudaba a no ser sorprendido por el contrario https://alfredocuadros.com/2021/03/07/abraham-lincoln-el-litigante/ ).

Recordemos que una de las cosas que caracterizó a Bailey era su gran capacidad para contraexaminar, por lo que en este capítulo -tomando como referencia su enfrentamiento con Fuhrman- nos proporciona varios consejos:

  • Se advierte al lector de que un buen contrainterrogatorio toma su tiempo, un abogado bien entrenado no va directo a ganar el premio mayor, sino que debe ser trabajado y armado poco a poco.
  • La memoria juega un papel importante, ya que se aconseja que el abogado debe tener en su mente todos, todos, los detalles acerca del testigo.
  • Un abogado experto en contrainterrogatorios debe hacer su tarea sin notas ni documentos en sus manos, con su mirada fija en el testigo, también en el juez y el jurado y, de vez en cuando (con el rabillo del ojo), observar a los abogados contrarios. Bailey sostiene que si un abogado lleva documentos u otra información impresa, perderá tiempo valioso mientras busca esta información.
  • Bailey además recomienda observar bien al testigo mientras se lo contraexamina, ya que de esta observación se notará si el testigo está nervioso, intenta ocultar algo o se siente incómodo.

Se me quedan muchísimas cosas por comentar de este libro, como por ejemplo, la relación de Bailey con los otros abogados del dream team, la forma en que se desvirtuó la prueba de ADN presentada por la fiscalía, el posterior juicio civil que interpusieron los padres de Ron Goldman, los motivos por los cuales Simpson no declaró y otros más. En fin, es un libro muy bien contado sobre un juicio que aún atrapa la atención del público.

Solo comparto dos ideas finales sobre la obra. La primera es que el libro es tan bueno y tan bien escrito, que es de aquellos que mientras vamos llegando al final deseamos que no termine pronto; y, la segunda, como muestra de lo gran abogado que fue F. Lee Bailey puedo escribir en estas líneas que me hizo creer en la inocencia de O.J. Simpson, ya que antes de toparme con este libro no tenía mayores dudas sobre la participación de Simpson en el horrendo crimen por el cual fue juzgado y absuelto.

Gracias por la lectura y su visita a este blog.

Deseo a todos que tengan un feliz 2022, Dios quiera que sea el año en que salgamos de esta terrible pandemia.

El libro de F. Lee Bailey sobre el juicio de O.J. Simpson (Parte I)

Uno de los libros que más esperé este año fue el titulado “The truth about the O.J. Simpson Trial, by the architect of the defense” (“La verdad sobre el juicio de O.J. Simpson, por el arquitecto de la defensa”), del abogado norteamericano F. Lee Bailey (+).

Ya he hablado sobre F. Lee Bailey en este blog (https://alfredocuadros.com/2018/03/16/reglas-para-el-contrainterrogatorio-propuestas-por-f-lee-bailey/ ), tan solo decir que fue un auténtico referente como abogado y litigante y, sin duda, marcó su huella sobre todo al dar consejos prácticos y útiles sobre el contraexamen de testigos.

Es por este motivo que tenía mucha expectativa por leer este libro, las cuales -reconozco- se cumplieron y con creces.

A lo largo de 26 capítulos, F. Lee Bailey reseña varios acontecimientos que sucedieron antes, durante y después del llamado “juicio del siglo”, en el que se acusó a O.J. Simpson de asesinar a su exesposa Nicole Brown y a un amigo de ella llamado Ron Goldman.

Como esta modesta entrada de blog no alcanza para hacer un resumen de toda la obra, aprovecho -eso sí-, para detenerme en uno de los capítulos más interesantes, en el que el autor explica los llamados “pilares de inocencia” (capítulo 5), esgrimidos por el famoso dream team de abogados que defendieron a Simpson.

Bailey explica primero que los pilares de inocencia representan las defensas afirmativas, que son aquellas que proporcionan evidencia destinada a contradecir la culpabilidad del acusado, señalando que hay que diferenciarlas de la evidencia mediante la cual se contradice la que presenta la fiscalía. Los pilares que armó la defensa de Simpson fueron cuatro: (1) línea temporal; (2) comportamiento; (3) declaración rendida por Simpson ante los agentes de policía; y, (4) falta de motivo.

Pasaré a resumir cada uno de estos pilares.

La línea temporal.

F. Lee Bailey menciona que suelen existir dos líneas de defensa que los defensores deben escoger: la línea de tiempo (timeline) o, la coartada única (single alibi). La línea de tiempo es una defensa compuesta, por cuanto se compone del testimonio enlazado de varias personas, con los que se busca probar que el acusado no pudo cometer el crimen, ya que todas estas personas dan fe de que el acusado estuvo en compañía de otras personas, muchas veces en distintos momentos, cuando se suscitó el delito. En cambio, la coartada única -a criterio de Bailey, más fuerte como argumento, aunque es más riesgosa-, se sustenta en la premisa de que una persona no puede estar en dos lugares a la vez y, por eso, si por ejemplo se puede probar que un acusado estuvo fuera del país cuando se perpetró la infracción, tiene la coartada perfecta para deslindar responsabilidad.

En el libro el autor relata cómo minuto a minuto los abogados erigieron una línea temporal de aquella fatídica noche en donde fueron asesinados Nicole Brown y Ron Goldman. Lo cierto es que el análisis detallado que consta en el libro es bastante convincente.

El comportamiento de O.J. Simpson antes y después de enterarse del asesinato.

En la noche del trágico suceso (12 de junio de 1994) Simpson tomó un vuelo nocturno a Chicago, para cumplir con un compromiso comercial. Según varios testigos a pesar de que llegaba tarde para tomar el vuelo, su comportamiento fue amable para con las personas que lo saludaban -no olvidemos que Simpson era una celebridad a pesar de estar retirado del deporte, salía en películas y gozaba de una gran popularidad-. Durante el vuelo de ida conversó con el capitán del vuelo y hasta firmó unos autógrafos. Luego de que se enteró de la muerte de su exesposa, según otros testigos, incluido el de la persona encargada de trasladarlo en Chicago, su comportamiento fue bastante errático y, a pesar de que recién había arribado a su hotel, pidió regresar inmediatamente a Los Ángeles en el vuelo más próximo.

En el vuelo de regreso, muchas personas vieron a un O.J. Simpson impaciente, ansioso, que usaba insistentemente el teléfono del avión. Como dato interesante, en el vuelo de regreso se encontraba un abogado especializado en patentes, el cual al ver inquieto a Simpson y notar que hablaba sobre cosas delicadas, tomó notas para registrar todo lo que estaba pasando, para luego hacerlas llegar tanto a la fiscalía como a la defensa.

En concreto, lo que alega Bailey es que si uno examina el comportamiento de Simpson antes del crimen, en ningún momento se denota que era el de alguien que tuvo planificado asesinar a su exesposa; y, en cambio, después de las noticias de la tragedia, su conducta varió de una manera notable. Todo lo cual es coherente con alguien que de repente se entera de una fuerte noticia.

La declaración de O.J. Simpson ante la policía.

Apenas O.J. Simpson llegó de Chicago, a su domicilio acudieron dos detectives quienes insistieron de entrada que los acompañe a rendir una declaración en la cual le harían varias preguntas (se entiende de que para este momento ya la policía lo consideraba como el principal sospechoso).

En el domicilio de Simpson lo esperaba su abogado Howard Weitzman -quien no formaría parte del grupo que lo defendió en el juicio penal-, quien le aconsejó que no declare ni conteste a las preguntas de los agentes a menos que él se encuentre presente. Los detectives fueron claros en indicar que no deseaban que Simpson esté asistido por un abogado.A pesar de la advertencia de su abogado, Simpson decidió declarar y someterse a un extenso interrogatorio de los detectives, como una muestra de que no tenía nada que esconder.

Acorde con F. Lee Bailey, la declaración de Simpson y, sobre todo, las respuestas que dio a los agentes, fueron impecables, tomando en cuenta que quienes lo interrogaron eran detectives con amplia experiencia. Todo lo que se dijo en esta declaración fue puesto en blanco y negro y además, entregado a la defensa de Simpson.

La primera pregunta que saltó en mi mente luego de leer esto fue, ¿Entonces, por qué no la usaron en el juicio? Pues, el juez que presidió el caso (Lance Ito), no permitió que se use ni la grabación ni la transcripción de este interrogatorio, por considerar que se trataba de hearsay (ya traté sobre esta figura en estas entradas https://alfredocuadros.com/2021/05/21/se-deberian-admitir-los-testimonios-referenciales/ y, https://alfredocuadros.com/2021/05/28/se-deberian-admitir-los-testimonios-referenciales-parte-ii/ ), ya que eran declaraciones realizadas fuera del tribunal, respecto de las cuales no había posibilidad de contradecir, por lo que el juez además resaltó que Simpson podía referirse a este interrogatorio si decidía declarar en el juicio.

Falta de motivo.

Durante el juicio de O.J. Simpson, la fiscalía trató de implantar en el jurado -y en el público en general, no olvidemos que este fue un juicio bastante mediático-, la teoría de que el susodicho mató a su exesposa por celos, pintándolo como una persona posesiva que no podía soportar que su expareja tuviese otros intereses románticos. Hay que recordar que salieron a la luz grabaciones de llamadas de auxilio que hizo Nicole Brown, en las que pedía ayuda ante agresiones de Simpson. Un antecedente bastante revelador era indiscutido: Nicole Brown acusó ante las autoridades a Simpson de agresión física, cargo que fue aceptado por este último llegando a declararse culpable.

Para de una u otra forma tumbar esto, F. Lee Bailey acude a otros dos sucesos que también son comprobables. El primero de estos se dio cuando Simpson un día fue a la casa de su exesposa y desde la entrada principal vio a ella y a su entonces pareja en una pose en la que parecía que ella estaba realizando un acto sexual, por lo que tan solo se retiró, para regresar al siguiente día y reprender a ambos ya que les dijo que cualquiera de sus hijos podía ver y que esperaba que fueran más cuidadosos. Lo cierto es que el señor que entonces era la pareja de Nicole Brown luego tuvo una relación cordial con Simpson y llegó a testificar ante el gran jurado, afirmando que Simpson nunca se portó agresivo o celoso con él. En el segundo suceso, un compañero de equipo de Simpson contrajo matrimonio y, luego de esto tuvo una aventura con Nicole Brown, por lo que, cuando Simpson se enteró, tan solo le dijo que Brown estaba soltera y ella podía hacer lo que quiera, sin embargo, él ya no debería hacer esas cosas ya que era un hombre casado.

El propósito de contar estas dos situaciones es para hacer ver que O.J. Simpson no había mostrado un patrón posesivo con Nicole Brown luego de su divorcio, con lo que se buscaba posicionar la versión de que Simpson no tenía un motivo para asesinar a se exesposa ni a Ron Goldman.

En fin, hay muchas otras cosas que me gustaría comentar del libro, por lo que espero pronto hacer una segunda parte.

Gracias por la lectura.

7 Lecciones para los abogados litigantes extraídas de la serie «The people v. O.J. Simpson: American Crime Story». (Parte II)

Continuando con las lecciones extraídas de la excelente serie “The People v. O.J. Simpson: American Crime Story”, pongo a consideración de los colegas las siguientes:

Considero válido recordar que los acontecimientos sobre los cuales aprovecho para redactar estas lecciones son conforme se los muestra en la serie.

5.- Saber cómo transmitir nuestra historia ante el Juez mejor que la contraparte.

De esto se habla muchas veces en la serie, en donde en un momento determinado se hace referencia en una reunión del equipo de la defensa de que si se va a armar un circo –refiriéndose a todo el polvo y show mediático que se iba a levantar por el juicio-, era preferible ser el protagonista y director.

Durante el interrogatorio de Cochran a uno de los detectives que estuvieron desde el inicio en la escena del crimen, el abogado Alan Dershowitz estaba siguiendo la diligencia desde su oficina en conjunto con varios colaboradores (recordemos que el juicio fue televisado). Mientras Dershowitz observaba el interrogatorio, les decía a sus colaboradores que una adecuada defensa también debe vender una historia al jurado, algo que fuera plausible, para introducir en estos casos una versión diferente posible a la que sostenía la fiscalía, por lo que se le ocurrió faxear en ese momento al propio Cochran para que le pregunte al detective si estaba familiarizado con la “corbata colombiana”.

¿Qué significaba esto? La exesposa de Simpson había sido casi decapitada, por lo que presentaba cortes profundos en el cuello. La “corbata colombiana” comprendía un modo de asesinato de carteles colombianos, que mataban a sus víctimas con cortes en todo el cuello, por lo que se introducía la versión de que el doble asesinato estaba relacionado con el mundo de las drogas y no con los aparentes celos de Simpson.

Por parte de la fiscalía, mientras Marcia Clark y Christopher Darden hablaban sobre estrategias, este último le señalaba la necesidad de saber vender la historia mejor que la del jurado, haciendo referencia a la habilidad que tenía Cochran en sus alegaciones orales.

6.- No intentar cosas durante el juicio cuyo resultado es incierto (Dicho de manera positiva: solo hacer diligencias cuyo resultado lo podemos prever).

Aquí toca hacer referencia a uno de los momentos clave en el juicio de Simpson: la infame prueba de los no menos infames guantes.

Muchos piensan que ese detalle fue uno de los que inclinó la balanza dentro del jurado en contra de la fiscalía y fue de este momento donde Cochran ideó la famosa frase “if it doesn’t fit you must aquit”, de la cual hablé en la entrada anterior.

En la serie se ve cómo Darden de forma insistente conminaba a Clark a hacer que Simpson se ponga los guantes ante el jurado, algo sobre lo que Clark tenía muchos reparos, sobre todo ante la incertidumbre que los guantes no calzaran a la perfección.

Darden tampoco podía estar cien por ciento seguro que los guantes calzaran, además, quizás no tomó en cuenta que para probárselos, Simpson primero debía colocarse otros guantes de látex –recordemos que los guantes eran evidencia ya que fueron encontrados en la escena del crimen-, por ello, en realidad pedir que Simpson se colocara estos guantes era lanzar un cable al otro lado de la montaña para ver si se enganchaba con algo, simplemente no había certeza de cómo fuera a terminar.

Por ello, si estamos en un juicio no debemos por ejemplo preguntar a un testigo contrario algo sobre lo cual no sabemos la respuesta, nos puede resultar mal; no debemos tampoco solicitar una diligencia si es que no tenemos ni la más remota idea de su resultado. Es claro que en ocasiones debemos correr riesgos calculados y a veces en los pocos minutos o segundos que se tienen cuando estamos en una de estas audiencias donde se resuelve todo, hay que tomar decisiones apresuradas, no obstante, mientras más conozcamos el caso y los hechos del mismo, podemos reducir la incertidumbre y actuar conforme a nuestro mejor e informado criterio.

7.- Nuestras rencillas con los abogados contrarios nos pueden perjudicar.

En la serie se muestran tres situaciones que retratan a la perfección esto:

En cuanto a los tantas veces mencionados guantes, en la serie se deja ver que Marcia Clark ya había sido determinante y categórica con Darden y se había llegado a la decisión de no pedirle a Simpson que se los probara ante el jurado. Sin embargo, luego del receso, el abogado F. Lee Bailey Jr., haciendo un insulto a la hombría de Darden lo reta para que le pida a Simpson que se ponga el guante diciéndole al oído “si tu no lo haces probar los guantes, nosotros lo haremos”. Más adelante, en una charla ante el estrado entre Cochran y Darden, el primero logra inocular la idea a Darden de que la defensa no quería y no iba a permitir que Simpson se probara guantes ya que intuía que la fiscalía lo iba a pedir, cuando en realidad era todo lo contrario. Con esto, el “dream team” logó sus objetivos que eran, (1) provocar a Darden; y, (2) hacerle creer que la defensa no quería que Simpson se probara los guantes; y, (3) que sea la misma fiscalía la que pida esta diligencia cuyo resultado fue vital para la absolución de Simpson.

En otro momento se muestra cómo Marcia Clark y Johnie Cochran se enfrascan en una batalla que condujo a la exclusión de varios miembros del jurado. La situación empezó a salirse de control para ambas partes cuando el juez advierte que pronto se quedaría sin reemplazantes, lo que originaría un “mistrail”, es decir, la anulación del juicio. En un momento determinado, Lee Bailey tuvo que conminar a Cochran que deje la pelea con la fiscal Clark, ya que no era posible pasar todo de nuevo y si se anulaba el caso, era seguro que la fiscalía enderece el caso y no cometa los mismos errores. Cochran aceptó esto y tuvo que hacer las pases –muy a su estilo- con Clark.

Cochran en varios momentos, aprovechando su presencia mediática, se dedicó a provocar a Darden señalando que solo se lo había puesto por parte de la fiscalía para aplacar los cuestionamientos raciales, además que durante el juicio aprovechaba toda ocasión para criticarlo. Llegó el punto en que Darden estalló contra Cochran, lo que provocó que el juez lo apercibiera con sanciones.

Hay ciertos abogados que usan sin ningún empacho ni vergüenza cualquier táctica para hacer perder la objetividad a sus colegas, con el propósito de provocarlos y hacerlos perder el control. En algún momento quien escribe estas líneas cayó en alguna de esas provocaciones en una audiencia de estrados ante un abogado que interrumpía a cada momento, lo que me llevó a olvidarme de que mi obligación en aquella diligencia era alegar en derecho el caso por mi cliente, mas no ponerme a discutir con el abogado de la otra parte, que (dicho sea de paso) era precisamente lo que el colega buscaba.

Por ello, aunque sea difícil, aunque tengamos que respirar cien veces: no nos dejemos provocar por los abogados de la contraparte, nos puede costar el caso.

Espero hayan disfrutado estas siete lecciones y sean de provecho.

Pongo a su consideración la primera parte de esta entrada: https://alfredocuadros.com/2017/02/13/7-lecciones-para-los-abogados-litigantes-extraidas-de-la-serie-the-people-v-oj-simpson-american-crime-story-parte-i-2/

Gracias por la visita.

 

7 Lecciones para los abogados litigantes extraídas de la serie «The People v. O.J. Simpson: American Crime Story» (Parte I)

Acabo de terminar de ver y disfrutar la excelente serie «The People v. O.J. Simpson: American Crime Story» que se encuentra disponible en Netflix, la cual se compone de diez capítulos con promedio de una hora de duración.

La serie, como surge de su título, trata sobre el famosísimo caso del juicio criminal que se siguió contra O.J. Simpson, quien fuera acusado del doble asesinato de su exesposa Nicole Brown y Ronald Goldman. Más allá de que desde el inicio todos sabemos de qué va y cómo termina esta historia, no deja de despertar curiosidad la recreación de los hechos que rodearon al llamado «juicio del siglo». Es que el juicio de Simpson tuvo muchos ingredientes que hacen que  hasta el día de hoy resulte atractivo para los espectadores en general y, sobre todo, para estudio de los abogados litigantes: un horrendo crimen; una celebridad en el banquillo de los acusados; atención mediática que se trasladó mucho más allá del juzgado (recuerdo que era adolescente cuando se dio el mismo y a pesar de mi edad me daba cuenta de la repercusión del juicio); polémica por temas raciales; la presencia del recordado «dream team» conformado por los abogados de la defensa…

Aparte de que para este tipo de series basadas en hechos reales siempre existe la licencia creativa y que el juicio penal se llevó en los Estados Unidos de América, que cuenta con un sistema diferente al nuestro, de ver la serie he podido destacar muchísimas lecciones de provecho para los abogados litigantes, por motivos de espacio -y para no aburrir- he decidido puntualizar siete.

Antes de hablar sobre cada una de ellas, me parece pertinente identificar a los protagonistas de estos sucesos junto con los actores que los interpretaron en la referida serie:

– Acusado: O.J. Simpson (Cuba Gooding Jr.): Exjugador de fútbol americano, una auténtica estrella dentro y, luego de su retiro, fuera del campo. Debo reconocer que luego del juicio nunca volví a ver las películas de la serie «The naked gun» igual.

–  El «dream team» de abogados defensores:

Johnie Cochran, Jr. (Courtney B. Vance).- Reconocido abogado norteamericano de raza negra. Fue el último en sumarse al equipo y quien argumentó con más fuerza el tema racial dentro del proceso. Antes de entrar a defender a Simpson ya contaba con amplia experiencia en litigios y se lo conocía por defender a clientes célebres y personas del pueblo que habían sido objeto de discriminación.  Fue quien acuñó la frase «if it doesn’t fit you must acquit».

F. Lee Bailey Jr. (Nathan Lane).- Abogado experto en casos criminales de notoriedad, en los cuales logró sonadas victorias. En la serie se deja entrever que su «fama» ya no era tan reciente. Litigante controversial,  fue expulsado de la barra de abogados -lo que se conoce como «disbarment»- y tiene prohibido ejercer en ciertas jurisdicciones.

Robert Shapiro (John Travolta).- El primer abogado que fuera contactado por Simpson. Hasta ese momento se especializaba en juicios criminales y era conocido como un negociador de penas, es decir, un abogado que llegaba a acuerdos con la fiscalía para que su cliente se entregue a cambio de una sanción más benévola. Al inicio del juicio fue el litigante principal, para luego cederle ese puesto a Cochran.

Robert Kardashian (David Schwimmer).- Además de ser el padre de Kim, Khlóe y Rob Kardashian, fue abogado y amigo personal de Simpson. Inactivo como abogado a la época del juicio, reactivó su licencia para actuar como  voluntario, con lo que además se vio protegido bajo el privilegio de abogado y cliente y todo lo que conversó con O.J. respecto a los hechos se mantuvo bajo reserva.

Alan Dershowitz (Evan Handler).- Gran jurista y profesor de Hardvard. No apareció tanto en la serie y conforme a la narración de la misma, fue quien integró a Barry Scheck.

Barry Scheck (Rob Morrow).- Llevado por Dershowitz como especialista en ADN, técnica que no aún no era muy conocida a la época del juicio.

Por parte de la fiscalía:

Gil Garcetti (Bruce Greenwood).- El Fiscal del Distrito de Los Ángeles en aquel entonces.

Marcia Clark (Sarah Paulson).- Fiscal principal que se encargó de llevar el caso contra Simpson. En la serie se aprecia la enorme atención mediática que se centró también en ella, sobre todo en temas frívolos como su apariencia y sus cortes de cabello, lo cual afectó su vida personal.

Christopher Darden (Sterling K. Brown).- Segundo fiscal asignado al caso como fórmula de Clark. En la actualidad es profesor y tiene su propio despacho.

Y por último, el juez Lance Ito, representado por Kenneth Choi.

Bueno, después de esta introducción de los personajes, iré -por fin- a las siete lecciones:

1.- Nunca olvidar que el abogado no es el protagonista del caso, por ello, la defensa del cliente es lo primordial.

En el segundo capítulo vemos cómo Robert Shapiro llama a una rueda de prensa para dejar en claro que como abogado no tiene nada que ver con la reciente huida de Simpson (aquella persecución en el Bronco blanco) y además, para pedirle a su cliente que se entregue a la justicia. En simultáneo, Cochran con sus ayudantes también se encuentran viendo la entrevista y siguiendo la persecución. En este momento Cochran -que no era aún abogado de Simpson- le dice a su equipo que la rueda de prensa fue un gran error de Shapiro, ya que era una forma de no perder el protagonismo como abogado y con sus declaraciones estaba prácticamente culpando a su cliente, lo cual era una falta a su obligación como defensor.

Por ello, no debemos olvidar que antes de las luces, los reflectores, los micrófonos y la pantalla, están nuestros clientes y sus derechos. Es muy difícil huir de esta tentación de atraer la atención para uno, sin embargo, el abogado tiene que tener claras las prioridades para su caso.

Cuántas veces nos ha tocado apreciar a colegas que parece más les importa su imagen y su presencia en los medios que los derechos de sus defendidos, incluso llegando a aparecer en espacios que más pertenecen al mundo de la farándula que al debate jurídico y académico, lo cual no es conveniente ya que en ciertas ocasiones se terminan mencionando al aire tácticas o estrategias importantes, perjudicando al caso y por ende, al cliente.

2.- Estar atentos a las circunstancias y detalles del proceso.
Cuando la fiscalía introdujo al juicio los guantes con los que supuestamente Simpson cargó el arma criminal, se esmeró mucho en probar cuándo habían sido adquiridos y además exhibieron fotografías de O.J. usándolos.

En un receso, Shapiro tomó unos guantes del mismo tamaño dejados como muestra por los fiscales y se los probó y se dio cuenta que no le calzaban. Luego, comprobó que su mano era aún más pequeña que la de Simpson y ante esa situación, se armó un plan para que el acusado se pruebe los guantes ante el jurado. El hecho de que Simpson mostrara una incomodidad al querer colocárselos y además la circunstancia que no calzaran de forma adecuada impactó a los miembros de la sala y fue considerado uno de los errores determinantes de la fiscalía.

Esto es interesante, ya que demuestra que un abogado atento a las circunstancias que acontecen en el proceso, incluso en el desarrollo de una audiencia, puede hacer camino al andar y esgrimir un nuevo hecho o argumento no previsto en su momento que puede darle un giro beneficioso a su caso. Gracias a la observación de Shapiro se pudo realizar una maniobra inteligente a favor de la defensa.
3.- A veces las tácticas no salen como una las planea.

Siempre, siempre digo esto y sobre todo cuando estoy con un cliente explicándole las probabilidades de éxito de un caso: el derecho no es ciencia exacta y la práctica del derecho es menos exacta aún.

En el caso de Simpson la fiscalía había llevado como su testigo estrella al detective Mark Furhman (Steven Pasquale), quien había recolectado la principal evidencia. Durante el contrainterrogatorio, el abogado Bailey le preguntó al detective si alguna vez había utilizado la palabra «nigger» de evidente connotación discriminatoria, lo que fue negado por Furhman. La defensa logró descubrir que habían grabaciones del propio Furhman en la que no solo usaba esa palabra, sino que mostraban que era una persona racista -y con esta descripción me quedo corto-, lo cual lo desacreditaría como testigo.
Luego de luchar en algunos frentes, la defensa logró que las grabaciones sean remitidas al juez Ito. Sin embargo, luego ambas partes detectaron que en las grabaciones, Furhman hacía aseveraciones ofensivas en contra de la esposa del propio juez, quien era su superior en el departamento de policía de Los Ángeles.

Esta situación llevó a momentos de incertidumbre en los que tanto la fiscalía como la defensa no tenían idea de lo que terminaría sucediendo, ya que pudo haber terminado con la recusación del juez; o, con un «mistrial», esto es, una nulidad del proceso, lo que conllevaría iniciar todo de nuevo; o, la aceptación o rechazo de las cintas como evidencia.

Al final, el juez Ito se quedó con el caso y decidió que de las varias horas de grabaciones que contenían entrevistas a Furhman, apenas un par de frases fueran escuchadas por el jurado, las cuales fueron suficientes para restarle toda credibilidad al detective, lo que dañó mucho la posición de la fiscalía.

La lección es esta: dentro de la estrategia general de un proceso, tenemos las tácticas (la diferencia entre ambas es que la estrategia tiene un largo alcance, mientras que la táctica es un plan a corto plazo). A veces el resultado de las mismas no suelen ser el esperado, por ejemplo, el juez no nos acepta una prueba, o no se nos acepta una impugnación a una prueba del contrario, se nos concede un término muy corto para presentar algún documento, se nos «pierde» el demandado durante la citación, la lista puede seguir…

El tema es que debemos reconocer y aceptar que la táctica no salió del todo bien, o directamente terminó mal, por lo que hay que adaptarse, recuperarse y seguir con lo que se tiene para tratar de sacar el caso adelante.

4.- Preparar y ensayar nuestras intervenciones en la sala.-

Luego de la presentación del caso por parte de la defensa, la serie muestra unas cuantas escenas en las que ambas partes preparan su alegato de cierre. Es aquí donde se muestra a Cochran en su escritorio, solo, concentrado, anotando en su libreta los puntos de lo que será su intervención -Cochran era conocido por su estilo oratorio-, tratando de idear una frase que sea pegajosa y concentre la fuerza de su alegato. Aquí surge la ya anotada «if it doesn’t fit you must acquit», la cual puede traducirse como «si no calza, deben absolver» (se pierde mucho con la traducción, lo sé), en referencia al momento en que Simpson se probó los guantes donde se encontró sangre de las víctimas ante el jurado.

Los abogados litigantes no podemos darnos el lujo de no preparar nuestras intervenciones, más aún ahora que la oralidad se está imponiendo en casi todos los procedimientos. Ya he tratado esto antes, por lo que les dejo estos links sobre entradas en las que toco ciertos tips para las audiencias y este libro digital gratuito descarga le titulado «Los 10 mandamientos para triunfar en audiencias»

https://alfredocuadros.com/2016/03/23/consejos-extraidos-de-la-practica-para-audiencias/https://alfredocuadros.com/2016/03/30/consejos-extraidos-de-la-practica-para-audiencias-segunda-parte/

Libro digital descargable: https://doc-00-3c-docs.googleusercontent.com/docs/securesc/lfd2chkq6eu6uk4cuaeclkvvn695ituh/1olo46j756sfpor1vf7ohpk96iqjubem/1486951200000/05639465427324941819/05639465427324941819/0B4O2soDLYih9M2t0eVkybnl5RzA?e=download&nonce=jkbaon2i0jgim&user=05639465427324941819&hash=5laecfep953kfk961me2pjplmlbbonhc

Para cerrar esta cuarta lección, invocaré las recomendaciones que Ángel Ossorio nos dejó en su obra «El alma de la toga» a todos los colegas para intervenir en sala. Tan solo cuatro palabras: brevedad, claridad, veracidad y amenidad.

En posterior entrada tocaré las últimas tres lecciones.

Gracias por la visita.